Publicó en 1998 las mutaciones en el canal de sodio en la revista científica de gran prestigio Nature, tras describir en 1992 el síndrome que lleva su apellido. El hallazgo del patrón en el electrocardiograma que delata este problema permite salvar miles de vidas. Dirige el Centro Cardiovascular de la Universidad Flamenca de Bruselas (VUB). Entre otras distinciones, recientemente ha entrado en el selecto grupo de miembros de honor de la Academia de Medicina de Sevilla, la más antigua de Europa. Su gran curiosidad científica, inteligencia y la casualidad lo han colocado entre nombres que han hecho historia como el Premio Nobel Alexander Fleming. Él es, Pedro Brugada.
En 1992 describió, junto a su hermano Josep, el síndrome que lleva su apellido, causa de muerte súbita. ¿Cómo se ha avanzado?
Se han producido muchos cambios. La primera publicación se basó en ocho pacientes, tres eran niños. Todos tenían un corazón normal desde el punto de vista mecánico y desde el punto de vista de las arterias coronarias, pero había un problema en la electricidad.
Años después describió la base genética del síndrome de Brugada.
Desde el principio estaba claro de que se trataba de una enfermedad hereditaria, al tener dos hermanos el mismo problema. Después se lo descubrimos al padre. En 1998 vino el descubrimiento de las mutaciones en el canal de sodio, uno de los canales que determinan el buen funcionamiento eléctrico del corazón.
¿Cómo se produce la electricidad en el corazón?
-Es como una pila en la que hay iones. La combinación de entrada y salida del sodio, potasio, cloro, calcio, etcétera, hace que se produzca la electricidad, que hace contraer al corazón. Es lo que nos hace vivir. El corazón produce su propia electricidad mediante el movimiento de estos iones (sodio, potasio, etcétera) a través de estos canales microscópicos. Si estos canales funcionan mal se producen problemas.
¿Qué provoca el síndrome que describió?
En el caso del síndrome de Brugada, encontramos en el 98 mutaciones en el canal de sodio, que hacen que funcione demasiado lento (da poca corriente). Hay otras enfermedades, que también pueden producir la muerte súbita, en las que ocurre lo contrario, que el canal de sodio funciona demasiado rápido.
¿Qué provoca?
Al modificarse la función de estos canales, el corazón se dispara de forma caótica. Provoca lo que llamamos fibrilación ventricular. Son las arritmias que, si se llega a tiempo, se pueden parar con un choque eléctrico, con un desfibrilador. En los últimos años hemos aprendido mucho.
¿Por ejemplo?
Hemos visto que hay pacientes con síndrome de Brugada que nunca desarrollan arritmias; y otros que sí desarrollan arritmias pero que se paran en segundos. Estos últimos son los típicos jóvenes que pierden el conocimiento y cuando van a la consulta los médicos no encuentran nada, porque morfológicamente el corazón es normal. A no ser que el médico piense en el síndrome y haga otras pruebas.
¿Qué pruebas?
Un electrocardiograma. Y si es normal, hacemos un test con fármacos. Drogas que pueden desenmascarar el síndrome.
¿Cómo se trata?
Hemos hecho muchos estudios, pero lo único que puede tratar este problema es un desfibrilador implantable. La cuestión es buscar quién lo necesita. Gran parte de mi investigación en los últimos años consiste en realizar el seguimiento de un gran volumen de pacientes para diseñar un sistema de puntos para calcular el riesgo de muerte súbita. Para después, en acuerdo con el paciente, implantar el desfibrilador.
Pero si una persona aparentemente está sana, ¿Por qué va a ir al médico?
Ése es el gran problema. Si en una familia se produce una muerte súbita de un chico joven, y si está informada, acude a consulta. Y entre otras cosas, se busca si se trata de una familia con síndrome de Brugada.
¿Qué podría hacer el sistema sanitario para detectar los casos sin que la familia acuda, por su propia voluntad, al médico? ¿Es posible un cribado?
Desde hace años estoy tratando de que se implante un screening cardiovascular para todos los niños en torno a los 12 años. En realidad mi esquema es más complejo: todos los niños, al nacimiento, deberían someterse a un electrocardiograma y a un examen cardiovascular; y después, a los 6 años, a los 12, a los 18 y a los 24.
¿Por qué?
En el nacimiento ya puedes descubrir cosas importantes; si no hay nada, a los 6 años puedes ver problemas que se han desarrollado; y en la pubertad puedes además ofrecerles consejos: que no empiecen a fumar, avisos sobre las drogas, el alcohol, el sexo, la obesidad, etcétera.
Prevenir.
Claro. Ahorraría mucho. La medicina curativa, como la estamos haciendo ahora, a largo plazo es impagable. Hoy en la sanidad pública española e incluso en la privada no se está tratando todo lo que se debería tratar porque no hay dinero, simplemente. Tenemos que cambiar el enfoque. Hay que ir por delante. Saber qué va a ocurrir.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad y van en aumento. Son un desafío.
Claro. En el norte de Europa: el 38% de los hombres y el 41% de las mujeres mueren por el corazón.
El cribado en la infancia y la educación podrían reducir estas cifras.
Sí. Educación frente al tabaco, la alimentación… Y el screening.
No suponen un alto coste.
Si descubres una enfermedad avanzada los costes son mucho mayores.