Con el objetivo de avanzar hacia la concienciación de la importancia de la cardioprotección en distintos ámbitos de actuación, Fundación SSG ha firmado hace solo unos días un convenio de colaboración con la Delegación de Sevilla de la Federación Andaluza de Baloncesto (FAB). De esta manera, ambas entidades ponen la primera piedra del proyecto ‘Baloncesto en Sevilla cardioprotegido’, que viene a iniciar una serie de acciones y trabajos orientados a trabajar concretamente en la cardioprotección en el ámbito deportivo.
El convenio, que ha sido rubricado por el Delegado en Sevilla de la FAB, Aníbal Méndez Ziebold, y Ángel Ruiz, Responsable de Espacios Cardioprotegidos de Fundación SSG, constituye un reconocimiento de ambas entidades de que existen ámbitos en los que pueden establecer líneas de acción conjuntas para la realización de proyectos que permitan conseguir el objetivo de la Delegación de Sevilla de la FAB, así como poner en valor los fines de Fundación SSG.
Así pues, atendiendo a la máxima prioridad de la FAB, que no es otra que conseguir el máximo bienestar para sus deportistas velando especialmente por su salud, Fundación SSG asesorará a la Delegación de Sevilla de la FAB en todo lo relacionado con la implantación de soluciones de cardioprotección, formación en materia sanitaria, transporte sanitario o adaptado, accesibilidad, acompañamiento y/o asesoramiento a proyectos con personas de movilidad reducida. Con el fin conseguirlo, ambas entidades formarán un equipo mixto para analizar el desarrollo y despliegue de todas las acciones y soluciones orientadas a conseguir todo lo apuntado.
En virtud de este acuerdo, Fundación SSG asume la condición de entidad colaboradora en la consecución del proyecto ‘Baloncesto de Sevilla cardioprotegido’. Para ello, desde la delegación de Sevilla de la FAB se informará a todos los clubes de Baloncesto de la provincia de Sevilla del programa de cardioprotección y del convenio firmado con Fundación SSG para incentivar a los mismos a cardioproteger las entidades con la implantación de un DEA y la formación de parte de su personal.
Fundación SSG, por su parte, colaborará y será responsable de la formación de todo el personal adscrito a este proyecto.
La cardioprotección, fundamental en el ámbito deportivo
Cada veinte minutos se produce una parada cardíaca en España, convirtiéndose así en la principal causa de muerte en nuestro país. A pesar de ello, los medios de comunicación nos ofrecen poco o nada de información al respecto. Muertes en accidentes de tráfico o de trabajo, así como causadas por la violencia de género, por ejemplo, forman parte de nuestro día a día, casi sin darnos cuenta. Sin embargo, ¿sabríamos decir cuándo es la última vez que hemos visto una noticia sobre la muerte de alguien por un accidente cardiovascular? Desgraciadamente, es muy probable que ni siquiera lleguemos a recordarlo.
En España se estima que cada año 30.000 españoles fallecen por muerte súbita, cifra que la convierten en un problema sanitario de gran magnitud pero que, sin embargo, es un gran olvidado. Si en el momento en el que se produce un episodio de estas características se aplican medidas de reanimación cardíaca se puede conseguir, en bastantes casos, que el corazón vuelva a latir, pero para ello se requiere iniciar la reanimación de manera inmediata, ya que el éxito de reanimar a una persona disminuye disminuye por minutos. En España, por ejemplo, y según datos estadísticos al respecto, se registra un total de 24.000 paradas cardíacas, con una supervivencia únicamente del 5%.
El 40% de las paradas cardíacas que suceden tiene lugar en Centros Deportivos. Desde el momento en que se produce el paro cardíaco repentino, cada minutos que pasa se pierde un 10% de posibilidades de sobrevivir, y a los 10 minutos es prácticamente imposible la supervivencia. Hay que actuar de inmediato. El DESFIBRILADOR es un eslabón de la cadena de supervivencia. Permite tratar a la víctima hasta que llegan los Servicios de Emergencia, ya que estos no siempre pueden llegar en el tiempo deseado. Disponer de un desfibrilador permitiría elevar la tasa de supervivencia desde un 5% hasta más de un 75%. Es el único tratamiento definitivo.