Casi un 80% de las paradas cardiorrespiratorias se producen en el ámbito extrahospitalario. Es decir, en la vía pública o domicilios privados. En estos casos, una rápida actuación es esencial para ayudar contribuir a la supervivencia del paciente.  De hecho y según datos oficiales, actuando en los 3 primeros minutos de la parada es posible lograr tasas de supervivencia de hasta un 70 %. En este panorama, el hecho de contar con desfibriladores puede marcar una gran diferencia y se convierten en equipos esenciales que contribuyen a salvar vidas.

Casi todos conocemos qué es un desfibrilador y tenemos claro que son dispositivos capaces de suministrar descargar, en aquellos casos de posible parada cardíaca. Pero hoy queremos profundizar un poco más en el tema y hablarte sobre los tipos de desfibriladores que existen y sus funcionalidades.

Normalmente, esta tipología viene marcada por el nivel de especialización de la persona que lo usará y por la energía que emplean en la descarga. Si quieres conocer más detalles sobre este tema, ¡continúa leyendo!

 

Tipos de desfibriladores según la descarga

Existen dos tipos de desfibriladores, dependiendo de cómo es la descarga que aplican:

  • Monofásicos

En este caso, la corriente de energía va en una sola dirección. Esto supone que la descarga se lleva a cabo en una dosis alta, en tres choques de 200, 300 y 360 julios. El desfibrilador clásico es monofásico.

  • Bifásicos

Como su propio nombre indica, estos desfibriladores son de corriente doble. Son más avanzados, pues necesitan hasta un 40% menos de energía y actúan de una forma completamente segura y eficaz. Su administración normalmente es de tres choques de 150 julios.

 

Tipos de desfibriladores externos según el tipo de usuario

Dependiendo de la capacitación y formación de la persona o grupo de personas que vayan a hacer uso del desfibrilador en caso de necesidad, existen varios tipos de desfibriladores externos. Vamos a repasar los más comunes:

Desfibriladores manuales

Son los utilizados por el personal cualificado en centros y clínicas hospitalarias. Su uso en Europa solo está autorizado a personal sanitario con conocimientos.

Desfibriladores automáticos

Se trata de un aparato pequeño y ligero que apenas requiere de mantenimiento. Al conectar sus electrodos al tórax del paciente, puede analizar el ritmo cardíaco y detectar si el paciente es realmente susceptible de requerir el proceso de desfibrilación. Debido a sus complejas características técnicas, el uso de desfibriladores automáticos está reservado normalmente a personal sanitario cualificado.

Desfibriladores semi-automáticos

Son los únicos que, por sus características, pueden ser usados por personal no sanitario, aunque sí requieren de una formación específica sobre su adecuado uso. Su empleo es sencillo, con una interfaz que nos va guiando en todo el proceso con los pasos a seguir. Los desfibriladores semi-automáticos pueden ser empleados por usuarios que cuenten con una formación esencial sobre el tema y que hayan superado la evaluación de uso. Algunos desfibriladores de este tipo disponen también de la ayuda a distancia de un especialista en emergencias, gracias a un pequeño dispositivo integrado en el propio equipo. Normalmente, se ubican bien señalizados en empresas, aeropuertos, colegios, centros comerciales y lugares de gran afluencia de público. Su nomenclatura es DESA, por lo que muchas veces los encontraremos con este nombre.

 

Desfibriladores internos

Aunque todos los anteriores son tipos de desfibriladores externos, también existen los desfibriladores internos. Se trata de aquellos implantables en el paciente y que se colocan subcutáneamente al nivel de su clavícula izquierda, conectados directamente al corazón. Los desfibriladores implantados son capaces de reconocer arritmias actuando rápidamente. La duración de su batería es limitada, aunque dependiente del número de descargas realizadas.

 

Es importante conocer qué tipos de desfibriladores existen y tener presente que los equipos conocidos como DESA; se encuentran con cada vez más frecuencia en espacios y zonas públicas. Gracias a ellos, una persona con formación esencial y que conozca cómo se realiza la maniobra de RCP, puede contribuir a salvar una vida.

 

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